urgencia de encontrar vida

 

El Nuevo Orden Mundial

Escuchando la primera lectura, imaginaba qué pasaría si Jonás viniera en nuestro tiempo, a Floresville, o a San Antonio, predicando este mensaje: en cuarenta días Floresville, San Antonio, será destruida.

Tal vez algunos se acercarían y le preguntarían: ¿dónde están las pruebas? Dame la evidencia de esa aseveración.

Tal vez lo arrestarían por perturbar el orden público, o tal vez lo demandarían por decir cosas políticamente incorrectas;

pero creo que la gran mayoría de la gente lo escucharía y no le daría importancia. Es un loco más caminando por aquí, dirían.

Cómo la sociedad de hoy entiendo la noción, la religión y la religiosidad, puede representar un serio problema. Algunas maneras de percibir la religón hoy en día son evidentes.

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Rembrandt – The Prophet Jonah before the Walls of Nineveh, c. 1655

La Religión como un hobby

Un peligro es que la religión se ha privatizado, y se ve como algo que nosotros hacemos cuando no tenemos otra cosa más importante que hacer. Algo privado que la gente hace detrás de las puertas cerradas de una iglesia o una sinagoga. La religión, la fe, se acaba convirtiendo en un hobby.

Hay gente que practica el golf,

Hay gente a la que le gustan las cartas,

Hay gente que cree que Dios se hizo hombre hace dos mil años.

El peligro de esto reside en que se crea una cultura según la cual hay muchas verdades, el relativismo; y no hay una sola que esté por encima de las demás. Todo es relativo, la verdad es relativa, está mi verdad, está tu verdad, y lo que es verdad para mi puede no ser verdad para ti. Esta tentación que querer conformar la realidad objetiva a mi interioridad subjetiva va incluso en contra de la ciencia. Podemos divariar en nuestras percepcines de la verdad y tener opiniones sobre ella; pero la Verdad sigue siendo singular. Basta con que leamos el credo para ver que lo que el cristianismo asegura son verdades absolutas: hay un solo Dios, que se hizo hombre por nuestra salvación, resucitó de entre los muertos para la salvación eterna.

A veces nos sentimos incómodos al vivir nuestra fe fuera de la iglesia, en nuestro ámbito de trabajo, con nuestros amigos y nosotros mismos acabamos privatizando nuestra fe a algo que hacemos una hora a la semana. ¿Cómo vivimos nuestra fe en esos momentos? Es una fe maravillosa la que tenemos, y mientras muchas religiones intentan buscar a Dios, en el cristianismo Dios nos ha buscado a nosotros. No solo por medio de la encarnación, sino día a día, Dios te busca a ti, Dios me busca a mí. Estira la mano.

 

Una Religión de Peluche

Otro peligro de nuestros días es que hemos domesticado a Dios. Hemos creado esta figura de un Dios que es todo amor, pero a nuestra medida – porque ciertamente no sería el Dios de la Biblia. Un Dios buenecito, un Dios de peluche, un Dios que apoya todo lo que hago, aprueba todo lo que digo, incluso aquellas cosas que me lastiman a mí mismo. Incluso en las acciones pecaminosas que me lastiman, Dios me quiere muchísimo, él me perdona, él «sabe que soy bueno» (habría que preguntarnos qué es lo que hace que una persona «sea buena») no pasa nada.

Es cierto que el Dios de la Biblia es un Dios que es amor, pero también es cierto que el Dios de la Biblia pide conversión, conversión de corazón. No es un Dios que justifica toda nuestra vida para hacernos sentir bonito con nosotros mismos. El Dios de la Biblia nos reta a la conversión, una conversión profunda de corazón.

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Y Es URGENTE Que Encuentres Lo Que Buscas

Seguramente ya se habrán dado cuenta de los muchos temas que hay en las lecturas de hoy, pero el tema predominante es el arrepentimiento, la conversión. Lo vemos en Jonás, que va a Nínive proclamando este mensaje de conversión, y los ninivitas se convierten. San Pablo también habla de la conversión, y Jesús, en el Evangelio.

Pero hay otros temas. Está el tema del tiempo; y las tres lecturas hablan de ese «tiempo» que ha llegado. Está también el tema de la urgencia-no solamente ha llegado ese tiempo, sino que además es urgente, hay algo imperativo, hay algo urgente a lo que tenemos que responder.

Vemos la urgencia en Jonás, «En cuarenta días Nínive será destruida» (Jon 3, 4). Vemos la urgencia también en Pablo, en la segunda lectura:

«Hermanos les quiero decir una cosa, la vida es corta,.
por lo tanto, conviene que los casados vivan como si no lo estuvieran [¡No lo tomen literalmente, eh!],
los que sufren, como si no sufrieran;
los que están alegres, como si no se alegraran;
los que compran, como si no compraran;
los que disfrutan del mundo, como si no disfrutaran de él.
Porque este mundo que vemos es pasajero, se va a acabar«. Cor 7, 29-31

¿Por qué este hombre inteligente-cultivado en su tiempo, en griego, en la cultura hebraica, en la Ley-habla de tanta urgencia?

Es que parece que para Pablo, y para nosotros, el mundo presenta un itinerario.

El mundo nos dice, «Mira, esto es una vida exitosa y feliz

Naces,

tienes tus baby showers,

juegas fútbol,

te gradúas,

aceptas tu primer trabajo,

te casas,

tienes hijos,

te jubilas con mucho dinero,

tienes nietos,

y te mueres.

Pero lo que Pablo refleja en sus textos, lo que el Evangelio refleja, es una visión diferente. Porque si la vida se acabara con la muerte, si esta es nuestra única vida, entonces sí, hay que gozarla lo más que podamos; viajar todo lo que podamos, conocer a todas las personas que podamos conocer, todo el placer que podamos tener, hay que tenerlo; y el dinero, todo el dinero que podamos conseguir para sustentar ese estilo de vida, hay que conseguirlo, porque se nos acaba la vida. Y si tu esposo o tu esposa no te hace sentir felicidad búscate a otro u otra, porque la vida se acaba y no puedes morir infeliz. Pero el sentido de urgencia del que habla Pablo, del que habla el Evangelio, es que esta vida no se acaba en la muerte; que todo lo que hacemos en la vida trae la plenitud de la vida que vendrá, una vida más llena, más plena.

Aquí es donde llega la urgencia de Jonás, de Pablo y de Cristo, que hay muchos que mueren sin darse cuenta que

Tal vez las cosas a las que tan obsesivamente les das importancia ahora, no son tan importantes. Vivir como si solo estas cosas pueden darle sentido a mi vida, es angustiante.

La urgencia de Pablo y de Cristo nos gritaría: ¡Date cuenta de que hay una vida más plena, hay algo nuev!».

Cuando se elige a un nuevo presidente, o un Papa incluso, cuando se elige a una figura pública, en su primer discurso público, habla de sus prioridades, de cómo va a ser su mandato. Entonces, si el presidente o esta figura pública habla de la creación de trabajos o de política pública, si enfoca a los pobres, eso nos hablará de la dirección de todo su mandato. ¿Cuáles habrán sido las prioridades de Jesús?, ¿Cuál fue su primer «discurso público» que marcaría las prioridades de su misión?

Las escuchamos en el Evangelio de hoy. El Evangelio de Marcos es el evangelio más corto,  pero es el más antiguo también. De ahí salen fuentes que sirvieron para escribir el Evangelio de Mateo y el Evangelio de Lucas. Las primeras palabras de Jesús son estas justamente:

«Se ha cumplido el tiempo, (de nuevo el sentido de urgencia)
y el reino de Dios ya está cerca
arrepiéntanse y crean en el evangelio.»
(Mc1, 14-15).

Otras traducciones dicen: «el reino de Dios ya está aquí» o «El reino de Dios está entre ustedes» Otra forma de verlo es: el reino de Dios te está mirando a la cara, hablándote ahora.

El reino de Dios ya está cerca, estas son las primeras palabras de Jesús, y luego, los dos verbos: arrepiéntanse y crean en el Evangelio. Esta palabra, arrepiéntanse, en griego metanoiate, es algo más que un simple pedir perdón, palabra que tanto trivializamos hoy en día.

 

Arrepiéntete y Cree

Metanoia significa cambia tu manera de pensar, transformar tu mente a una manera nueva de ver la vida misma, porque hay algo nuevo aquí, algo que ya llegó, y tu mente tiene que acoplarse a esa novedad.

Muchos teólogos han escrito sobre qué habrá querido decir Jesús con este «reino de Dios». Lo que sabemos es lo siguiente:

es algo nuevo, algo que no estaba antes de Jesús,

es algo que ya está aquí

es de Dios

Este mensaje de Cristo es revolucionario porque, como dije anteriormente, si nuestra vida se acaba en la muerte, ahí quedó todo, no hay nada más que hacer. Pero si no acaba en la muerte, las tragedias que nosotros pensamos que son tragedias realmente no lo son: el sufrir una enfermedad, el dolor, realmente no son cosas tan trágicas si las vemos a la luz de este mensaje de Cristo. Ni siquiera la muerte será la tragedia última. Es un nuevo orden mundial que ha comenzado ya.

En lugar de vivir de acuerdo con el itinerario que el mundo nos presenta, en lugar de trabajar para vivir sabiendo que vamos a morir, Cristo nos invita a vivir de acuerdo con este nuevo orden. Yo creo que el sentido de urgencia está justo en esto: mucha gente muere, incluso cristianos, tal vez hasta católicos,  no se da cuenta de esta novedad, de este nuevo mensaje. Mucha gente pierde la vida sin darse cuenta de cuán rica y plenamente pueden vivirla, con plenitud.

Realmente se trata de cristificar tu vida, de cristificar todo lo que eres,

tus pensamientos sean los pensamientos de Cristo Jesús;

de que tus palabras sean las palabras de Cristo Jesús.

Tus obras,

tu familia,

tu sexualidad,

tu trabajo,

tus amigos,

Todo lo que tú eres que se cristifique, que se convierta en Cristo Jesús.

Entonces nos daremos cuenta del increíble, rico mensaje, que es vivir de acuerdo con el Reino de los Cielos, que ya está aquí. Con razón lo predijo con tanta urgencia.

El segundo verbo el discurso público de Jesús: cree.

Si nuestra fe es sincera, si nuestro creer es sincero, eso transforma nuestra vida. Los ninivitas creyeron y adoptaron una nueva manera de ver, metanoia. Si te dijera: el mundo se va a acabar en dos horas y te explico por qué, eso va a cambiar tu vida. Tú me crees y eso cambia tu vida. Si tú crees en el Evangelio, eso va a cambiar tu vida también. Va a cambiar tus relaciones, tus amistades, cómo te ves a ti mismo, cómo ves a los demás, cómo ves a tus enemigos.

Es esto lo que estamos llamados a cristificar, por obra de la gracia de Dios, todo lo que somos. Arrepentimiento y creencia, «arrepiéntete y cree».

Por último, el Evangelio habla también de cómo llamó Jesús a sus primeros apóstoles, sus discípulos. Los llamó cuando estaban haciendo lo mismo que siempre hacían, estaban pescando. Los llamó para que hagan lo mismo que siempre hacían: pescar. Pero les cambió la misión: ya no pescan peces, ahora pescan hombres. De igual manera, Cristo Jesús nos llama justo en donde estás: en tu trabajo, en tu familia, en tus amistades, pero para tener una visión más plena, infinita, de transcendencia, algo que la muerte no te puede quitar.

¿Cómo sería tu vida, cómo sería mi vida, si no viviéramos con miedo? Si no viviéramos con miedo a la muerte, a la enfermedad, a una tragedia, al dolor. ¿Cómo sería nuestra vida? A eso nos llama Jesús, a sobreponernos al miedo a la muerte, al dolor, sabiendo que hay esa plenitud que es el reino de los cielos ya presente entre nosotros.

Dice San Ireneo, uno de los Padres de la Iglesia

Gloria Dei est homo vivens,

La gloria de Dios es el hombre vivo.

Podríamos decir, La gloria de Dios es el hombre plenamente vivo. Lleno de vida en todo lo que tú eres; algo que trasciende las puertas de la iglesia y lo privado de la religión de hoy en día; algo que se vuelve evidente, lógico, obvio, nuevo en tu vida.

Los primeros cristianos lo entendían muy bien. Entendían que el reino de los cielos, el reino de Dios ya está aquí. Ellos estaban dispuestos a ir a otros países, a ir a otros pueblos, y a que los mataran predicando la novedad de este mensaje. Estaban dispuestos a derramar su sangr, convencidos de que, «No hay amor más grande que el que da la vida por sus amigos» (Jn 15, 13). Ellos estaban dando sus vidas por este nuevo mensaje, claro que dejaban el pellejo.

Es esa plenitud de vida, llenos de vida es como Dios nos quiere, y como Cristo nos llama a vivir su santa Palabra Escrita (Sagradas Escrituras) y en Misterio (los Sacramentos), a responderle con ese sentido de urgencia.

Que la Virgen María nos ayude a abrir nuestros oídos, a abrir nuestro corazón a este sentido de urgencia, a reconocer el reino de Dios ya presente entre nosotros. Que ablande nuestro corazón para el arrepentimiento y que le pidamos perdón para poder creer más plenamente.

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